Entrevistamos a Zuriñe Iturbe, una arquitecta, interiorista, blogger y “pseudo-periodista”, bilbaína y residente en Madrid, y entre otras muchas cosas, una compulsiva amante del diseño en todos sus formatos posibles.
Su afición por la comunicación y la difusión de la arquitectura y el interiorismo, desde un pensamiento crítico pero accesible para todos los públicos, le llevan a compaginar su actividad profesional como arquitecta e interiorista, con su faceta de comunicadora a través de un blog personal llamado “onceaweeksociety” y sus colaboraciones como redactora en la revista Houzz.
Sus historias se cuentan despacio, como caminos que cada lector puede recorrer. Cada historia, cada artículo, nos proporciona la oportunidad de enamorarnos del mundo de la arquitectura y el interiorismo, encontrar algo que no conocíamos y sobre todo, y lo más importante, sorprendernos.
¿Decoración fusión o mezclas?
La decoración de una casa debería responder a la propia personalidad del inquilino. Hay gente con las ideas muy claras, gente con una amalgama de gustos diversos, gente con la mente muy abierta y otros de ideas muy conservadoras. Para que un espacio sea de verdad auténtico, debería reflejar todas esas características de la personalidad de quien lo habita.
En realidad, un espacio no se “decora”, sino que se fabrica a partir de piezas que responden a nuestros gustos y necesidades, como una extensión de nosotros mismos. Uno de los mayores miedos que tiene la gente es que una casa decorada por un decorador puede ser demasiado impersonal.
¿Cómo persuades a tus clientes?
Desde mi punto de vista, en la práctica profesional abogo siempre por la “colectividad del proceso”. La práctica del interiorismo y la decoración conlleva un acto de humildad por parte del profesional, que queda en un segundo plano, dejando todo el protagonismo a la obra, dejando hablar al espacio para que pueda responder al cliente y a su función. El continente a favor del contenido y nunca al revés.
Un buen interiorista tiene que saber entender al cliente, captar sus gustos y necesidades. Hace falta inteligencia emocional, empatía, capacidad de ponerse en el lugar del otro, pero con nuestras propias capacidades y conocimientos técnicos y artísticos.
¿Cómo ha podido influir la crisis en la decoración y en la forma de decorar espacios?
Lo bueno de esta crisis, es que más allá de pasar factura en nuestros bolsillos, ha cambiado nuestra manera de pensar. Ha resurgido un interés por volver a los orígenes, por invertir en productos de calidad, que envejecen bien. Ya no hay tanto una tendencia a acumular, sino a poseer menos pero de mayor calidad.
Hay también una creciente conciencia medioambiental, y parece que poco a poco tendemos a consumir más productos naturales, renovables y reciclables. Además, dicen que los períodos de crisis agudizan el ingenio, y como resultado, los mejores y más interesantes proyectos surgen ante la escasez de medios.
¿Decorador individual o equipo de decoradores?
Dependerá del tipo de proyecto y de su envergadura. Pero en lo que sí que creo firmemente es en el acercamiento multidisciplinar a los proyectos. El interiorismo y la decoración son trabajos rigurosos que requieren capacidad de abstracción, dominio del espacio… Para esto, son fundamentales muchos conocimientos: el manejo de la luz, el color, la dimensión… Y para ello, en muchos casos, hace falta un equipo de diferentes profesionales.
Convéncenos de que tenemos que redecorar nuestra casa.
Vivimos en un tiempo de constante cambio: cambiamos de trabajo, de horarios, de forma de vestir, de estructura familiar…, y nuestra necesidad de adaptarnos al cambio es cada vez mayor, somos seres camaleónicos por naturaleza. ¿Por qué entonces nuestras casas han de ser iguales a lo largo de los años? Nuestro hogar tiene que ir cambiando con nosotros, como una extensión de nuestras vidas.
No me refiero a transformarse por completo, sino a evolucionar, manteniendo esos valores y elementos que consideramos parte de nosotros. Embarcarse en una obra de decoración o interiorismo, por pequeña que sea, puede ayudar a que nuestro hogar se vaya adaptando a nuestras necesidades.
Puede ser un magnífico proyecto o reto personal, para una pareja, para una familia…Hay que quitarse el miedo y para eso, es necesario sentirse partícipe del proceso. Personalmente, me gustan los proyectos en los que puedo colaborar con el cliente, trabajar mano a mano, y hacer de la obra un proyecto personal donde se sienta integrado.
Dinos qué es lo primero que se te pasa por la cabeza al ver estos términos:
Papel pintado
Un gran lienzo capaz de reavivar y dar personalidad a un espacio.
Pintura ecológica
Un pequeño gesto a favor del medioambiente, dentro de todos los que deberíamos hacer en cualquier proyecto de arquitectura o interiorismo.
Mesa
Un lugar para compartir, para crear, para disfrutar, para celebrar…¡Hay tantas cosas que se “cuecen” alrededor de una mesa!
Aroma
Un vehículo invisible de recuerdos, un creador de ambientes, un potenciador de sensaciones.
Mueble
Si pienso en un mueble, sin poder evitarlo, me vienen a la cabeza los grandes clásicos del diseño nórdico que siempre me han apasionado: Hans J. Wegner, Arne Jacobsen, Ilmari Tapiovaara…¿Deformación profesional? Puede ser…
Cristal
Un material capaz de unir y dividir espacios al mismo tiempo. Quien conozca la Farnsworth House sabe a lo que me refiero…